Una sola palabra bastará pasa sanarnos
Desde el manantial interior apalabramos las realidades que nos preocupan, las que nos hacen felices y las que deseamos para Puerto Rico. De eso trató el taller de Escritura Terapéutica que impartimos el pasado sábado junto a Mario Alegre Barrios -periodista y bloguero- y un grupo de mujeres llenas de talentos y sueños que allí se abrieron cauce.
Un espacio desde y para el amor. Así nombramos el taller, iniciativa que surgió en una tertulia donde conversábamos -Mario y esta apasionada soñadora- con café en mano sobre los beneficios y la salvación que ambos hemos experimentado a través del arte de escribir la vida.
De eso se trató lo que compartimos en la pequeña comunidad de vida que se creó entre las 23 mujeres que allí estuvimos y él. “Una sola palabra bastará para sanarnos”, frase que recoge el fruto del encuentro, espacio del que no nos queríamos despedir y del cual salieron impresionantes escritos sobre liberación de heridas del pasado, realidades del presente y propuestas para el futuro que vamos construyendo para nuestro país.
Juntas compartimos lágrimas, sonrisas, esperanzas y temores que lograron ser apalabrados y puestos en el papel y que se convirtieron en un canto de esperanza que aún continúa a través de las redes sociales.
Desde la tinta de mi propia historia las encaminé al encuentro teórico y práctico de los beneficios de la escritura como herramienta terapéutica. Pudimos presenciar como comenzaron a aflorar las transformaciones cuando nos damos el permiso para dejar salir aquello que quiere ser sanado.
Mario por su parte compartió con su habitual espontaneidad llena de vivencias y narraciones sobre el arte de la escritura creativa, la que puede alcanzar a describir las realidades del universo, del mundo en el que vivimos -el externo y el interno- en el cual no podríamos existir sin la palabra.
Una sola palabra bastará para sanarnos, lo vivimos en ese breve espacio donde coexistimos. Salí con la sensación de que el mundo que sueño nos anda rondando muy cerca. Salí con la alegría de encontrar en esas compañeras de escritura la esperanza de que si seguimos apalabrando la nueva historia, si la escribimos con la propia letra y la compartimos con otros seguiremos creando un aliento de vida que ayudará en los dolores de parto de la nueva era que está naciendo.
Agradecida de que la palabra nos haya renovado el interior para seguir ayudando a otros a renovarse. Sigamos escribiendo con nuestra marca, desde nuestro manantial y dejemos nuestra huella en la nueva historia, la personal y la de este bello rincón del mundo llamado Boriken.
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